Ha llegado el tan temido momento de la vuelta al cole y algunas
sensaciones se apoderan de nosotros: “¡Por fin, qué alivio!” o “¿Cómo voy a
hacer para que se centre de nuevo en los estudios?” Nuestros hijos e hijas,
por su parte, probablemente estén entre ansiosos y expectantes con el regreso
y demasiado deshabituados y
relajados como para iniciar el curso con un
rendimiento aceptable.
¿Qué hacer
con todo esto?
No es
conveniente, como en todo, irse a los extremos. Hemos de ser conscientes de
que no se puede exigir un rendimiento al cien por cien desde el primer día
pero tampoco debemos dejar que el “periodo de adaptación” se prolongue
demasiado.
Igual que nos
pasa a los adultos, a nuestros hijos e hijas también les lleva un tiempo
cambiar el ritmo a la vuelta de vacaciones. Sensaciones de abatimiento y de
ausencia de concentración serán frecuentes estos días.
Una buena
estrategia es ir marcándoles el ritmo y los tiempos de estudio e ir
incrementándolos poco a poco. Así, si la primera semana se tienen que sentar
con las tareas escolares media hora, la segunda será un cuarto de hora más,
la tercera una hora… y así hasta que alcancemos el tiempo que requiere
nuestro hijo o hija, según su edad y curso escolar.
No nos alarmemos si busca excusas para levantarse a cada momento, se
despista y parece que nuestros logros de cursos anteriores se han ido al
traste. Pronto retomarán los hábitos que adquirieron, sobre todo si hemos
mantenido rutinas en el verano.
También es
bueno intercalar, al inicio del curso, las costumbres veraniegas con las
rutinas escolares. Es decir, aprovechando la jornada de mañana en el colegio,
podemos hacer los deberes a primera hora y después darnos un chapuzón en la
piscina. De esta manera el cambio de hábitos no es tan brusco.
Es conveniente
comenzar a preparar la vuelta a clase con tiempo. Si en las semanas previas
vamos ya hojeando los libros, revisando las tareas de verano, pensando qué
actividades haremos, cómo nos organizaremos… vamos “bajando a la realidad” a
nuestras hijas e hijos, les preparamos para el cambio de su rutina.
A este
respecto, nos parece interesante comentar la tendencia, muy frecuente al
acercarse el inicio de las clases, de renovar todos los materiales escolares,
tanto si es necesario como si no. La mayoría de los niños y niñas asocian el
inicio del curso con las compras: ropa nueva, mochila, bolis, la carpeta del
actor o la serie de moda… Tienen la sensación de que sólo les compramos ese
material al inicio del curso. Hay que aclararles que, lo que necesiten, se
comprará -sea septiembre o sea enero- siempre y cuando sea necesario y
adecuado a sus necesidades.
Las campañas
publicitarias y las demandas de nuestras hijas e hijos, nos llevan a veces a
un consumo irracional. Quizá sea una estrategia a través de la cual
intentamos ilusionarles y motivarles con la vuelta a clase pero lo más
frecuente es que tras estrenar la carpeta nueva o la mochila… pierdan interés
rápidamente. De esta manera más que incentivar su esfuerzo, les estamos dando
un claro ejemplo de consumo irresponsable. Podemos negociar un capricho, una
compra que no es necesaria pero les ilusiona, pero restringiéndolo a uno o
dos objetos.
En este
sentido y también como preparación para el inicio de curso, sería conveniente
que, junto a nuestros hijos e hijas, revisásemos el estado de los materiales
del curso pasado y decidiésemos los que aún tienen más tiempo de uso. Es un
buen momento para enseñarles a reciclar y a reutilizar objetos. Por ejemplo,
si un cuaderno ya está bastante gastado, podemos guardarlo para ejercicios en
sucio o como papel para estudiar. Así, no sólo aprovechamos las hojas sino
que trasmitimos la necesidad de aprovechar al máximo los recursos de los que
disponemos. Es decir, educamos.
FAPAR. Juan de Lanuza. Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumn@s de Aragón.
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