Es sabido que las personas que poseen algún animal de compañía tienen menos estrés, y la tensión más baja, que las que no tienen ninguno. Incluso la observación pasiva de animales reduce de manera significativa los miedos, la tensión y las depresiones
Las aves, los perros y los gatos se desarrollaron hace 160 millones de años. Y en cuanto al ser humano se supone que surgió de los primates hace sólo aproximadamente cinco millones de años. O sea que los animales y las plantas vivieron varios millones de años sin la presencia de los humanos. Sin embargo éstos no pueden vivir sin los animales o sin las plantas. Los niños como que saben esto puesto que se relacionan de manera muy espontánea con los animales y fácilmente se comprometen con su protección.
Dieter Krowatschek en su libro Los niños necesitan animales de compañía dice que “los animales a menudo demuestran ser mejores que los seres humanos. Ayudan a desarrollar la
responsabilidad y la autonomía, y se comportan de manera equilibrada, sensible, alegre, atenta y cariñosa. Es imposible pasar por alto una influencia tan positiva. Incluso entre los adolescentes, que se encuentran en una fase de desarrollo en la que se sienten incomprendidos y ven a sus padres cada vez más inaccesibles, los animales actúan de manera estabilizadora”. (Plataforma Editorial, Barcelona).
El autor cita un anónimo que dice: “Todos los niños deberían tener dos cosas: un perro, y una madre que les deje tener un perro”. No es necesario educar a los niños para que les gusten los animales. Nacen con una simpatía natural hacia ellos, simpatía que va creciendo o disminuyendo en el transcurso de la vida, según la influencia que los adultos ejerzan sobre ellos. Es tarea de todo educador fomentar el amor y el interés de los niños por los animales y educarlos para que los respeten y los traten de manera responsable. Lo cual redundará en el bien de los animales, de los niños y de la sociedad. Por encuestas realizadas se puede colegir la relación benéfica entre niños y perros porque: cundo vuelven de la escuela el perro se alegra y los saluda. Se divierten jugando con ellos. Tienen vivencias alegres y placenteras. Disfrutan pensando en el animal que los espera. A ellos pueden contarles todo lo que les sucede. Los entienden mejor que muchos adultos y los consideran como el mejor amigo.
Está comprobado que los niños que tienen algún animal de compañía son más equilibrados, resistentes y tolerantes que los que no lo tienen. Aprenden a relacionarse con los demás y a asumir responsabilidades.
Si quiere conocer cómo los animales favorecen el desarrollo de los niños, lea la obra de Dieter Krowatschek.
Por
Anibal Vallejo Rendón
Presidente Sociedad Protectora de Animales en Medellín/Colombia
Artículo Impreso - Periódico El Mundo