Los niños y jóvenes muestran una gran agilidad mental, pero para mejorar su rendimiento académico los padres y los profesores se enfrentan a importantes retos. Por ejemplo, para cambiar hábitos, lograr la concentración en clase o delante de un libro o a la hora de hacer los deberes. Cada niño es un mundo a la hora de lograr una motivación positiva
hacia el estudio.
hacia el estudio.
Qué hacer (o cómo ayudar)
Dirigirle y aconsejarle en la planificación y organización del tiempo de estudio.
Revisar tanto el trabajo realizado como la asimilación del mismo. Nunca haga el trabajo por él.
Orientar en vez de imponer. Sea paciente; debe esperar a que progresivamente su hijo vaya tomando sus propias decisiones.
Valorar más el esfuerzo de su hijo que sus resultados (calificaciones, notas...).
Cuidar las condiciones en las que estudia (el sitio adecuado, horas de sueño, la alimentación...
Lo que no hacer
No compararle con otros hijos o amigos.
No criticarle como persona, sólo corregir sus errores.
No inculcarle una visión negativa de la vida. Esfuércese en ser positivo con su hijo.
No proyectar sobre nuestros hijos nuestras propias frustraciones, temores o ansiedades.
No hacerle culpable de los problemas o tensiones familiares.
Recuerde que es mejor ganarse como aliados a sus profesores y llegar a la mayor coordinación posible entre padres y profesores.